miércoles, 26 de septiembre de 2007

La trampa del árbol genealógico

¿A quién salvarías?
Hoy me comentaban un curioso ejercicio que se desarrollaba en un curso que se está impartiendo de inteligencia emocional…
Resulta que un barco se hunde cerca de una isla desierta y en nuestras manos está salvar a dos personas entre las que hay de todo: un cura, una embarazada, un niño de siete años, un médico, un anciano y un largo etc. Una mujer de unos cuarenta años defendía a capa y espada que no valía la pena salvar al niño y a la mujer embarazada. (Esa era la opción defendidad mayoritariamente por los integrantes del curso. También había otra opción discordante en el grupo, una beata salvaría al cura para que pudiera ejercer de mediador entre los poderes terrenales y los celestiales, un salvador de almas)
Vuelvo sobre la mujer que consideraba estúpido salvar al niño o a la embarazada ¿Para qué? Según ella, no podrían sobrevivir en una isla desierta sin medicamentos, era un desperdicio salvar dos vidas que después se perderían igualmente…
Este es un test proyectivo para forzar una respuesta sobre lo que el individuo en cuestión valora en ese momento. Un poco como cuando preguntamos a un consultante que describa lo que ve en el arcano número VI, El Enamorado. No hay una respuesta correcta, cada uno se “retrata” a sí mismo, como lo hizo esa mujer de mediana edad.

Visto de una manera un tanto "poética" cuando salvamos al niño de siete años, salvamos a un genio en potencia, apostamos por el futuro. De la misma manera, salvar a la embarazada es salvar a la humanidad...

También cuando construimos nuestro árbol genealógico debemos responder a una pregunta inicial:
(Una pregunta que puede tomar varias formas, en función del consultante que tenemos frente a nosotros) Pero que en esencia es la misma cuestión…”la trampa del árbol genealógico”)

¿Qué es lo que quieres hacer con tu vida?
¿Cuál es tu finalidad?
¿En qué te puedo ayudar?
¿Qué es lo que todavía no has conseguido?
¿Hacia dónde vas?
¿Cuál es tu horizonte ideal?
¿Qué tres deseos le pedirías a una Hada?

Aquello que responde el consultante, como en el ejemplo proyectivo del principio, nos marca las prohibiciones de su árbol genealógico…
-Si respondo que quiero “disfrutar”, significa que hay una prohibición del placer, del deseo, en el árbol.
-Si no tengo finalidad significa que fui un hijo no deseado, no me quisieron tener

En palabras de Jodorowsky, "todos hemos nacido de un hombre y una mujer. En cualquier estado que estés el universo quiere que te realices. La vida tiene la finalidad que tú decidas. Para poder realizarnos, debemos conocer los acuerdos del inconsciente familiar que nos lo impiden".

Añade que vamos por la vida cargando a nuestros muertos y antepasados sobre nuestras espaldas. (Esas 16 personas como mínimo de las que hablábamos en el artículo de ayer) Todas las tradiciones chamánicas así lo certifican pero nuestra tradición racional tiende a olvidarlo. El árbol genealógico es a la vez nuestra mayor trampa y nuestro tesoro más preciado. Trampa que nos lleva a traicionarnos a nosotros mismos por quedarnos apegados fielmente a contratos inconscientes. Tesoro que nos engendra y nos da la posibilidad de vivir desarrollando la conciencia.

El estudio del árbol genealógico permite conocer los condicionamientos que tenemos desde la gestación, el alumbramiento, la infancia, adolescencia... Podemos estar educados y esculpidos defectuosamente y eso nos hace sufrir sin conocer las causas. Es labor propia el poner conciencia en el problema y disolverlo. Uno debe saber quién es.

Por otra parte, esa pregunta no tiene respuesta. Podemos saber qué somos en un momento dado…aunque no quiénes somos. Jodorowsky advierte de la peligrosidad de las definiciones…Son como eslabones de una cadena de hierro que nos encadenan y limitan…cuando en realidad no deberíamos de tener límites. Todo límite es una barrera, o una cárcel que nos aprisiona y puede llegar a asfixiarnos…

Gabriela Rodríguez añade que es en el árbol genealógico donde se originan todos nuestros problemas y donde están todas nuestras riquezas…Trasladamos el inconsciente de nuestro árbol por generaciones y esto nos hace proyectar sobre los hijos lo que antes proyectaron en nosotros nuestros padres y a la vez sobre ellos nuestros abuelos…Así como en el árbol familiar se repiten los nombres, las profesiones, las ideas, también se repiten las circunstancias emocionales y sexuales, las enfermedades, los accidentes, las muertes, los nacimientos…Nuestros antepasados nos marcan y el árbol tiene un comportamiento oculto que nos posee. Estamos poseídos por lo que A. Jodorowsky llama la “trampa” del árbol que nos conduce a un “destino” más reconocible o menos reconocible según nuestro grado de conciencia.

Partimos de la base de que los problemas y las enfermedades que acarreamos son inconsciencia. Son una información que nos falta. Si no somos conscientes no nos curamos y consideramos enfermedad tanto a los desequilibrios físicos como emocionales o intelectuales o materiales.
Mirando la dinámica oculta en el árbol, a través de las leyes de la Psicogenealogía podemos detectar la trampa, ver como actúan nuestros ancestros en el hoy, como están presentes en nuestros conflictos y luego sanar nuestra genealogía por medio de un ACTO PSICOMAGICO.
El Acto Psicomágico es una metáfora, un acto simbólico restaurador dirigido al inconsciente con la intención de cesar las repeticiones y liberarnos de la trampa.En palabras de Jodorowsky:
“Con la tarología, así la llamo, me di cuenta que el Tarot sirve para detectar cualquier problema. Con la Psicogenealogía, encuentro el origen del problema. Pero hacerse consciente del problema no es curarlo, hay que actuar. Entonces me separé del psicoanálisis que cree que cuando se detecta la raíz del problema, éste se cura. Y no es así. Por eso inventé la Psicomagia que es el acto de curación, una metáfora para el inconsciente”“Y, el Psicochamanismo, que son las prácticas de los curanderos, pero para gente urbana, racional. No es brujería ni usa supersticiones. Va más a los problemas corporales.”

1 comentario:

Estrella dijo...

Felicito al articulista de este blog. La psicogenealogía no se aprende en las facultades, es un lujo sentarse delante de estos magníficos escritos y disfrutar de lo que de ellos se aprende.